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lunes, 10 de enero de 2011

Arquetipo del personaje

El viaje mítico a través del universo del guión


Construir un personaje nos remite a algo cercano a la ingeniería y la arquitectura, es una forma de pensar, una manera de estructurar algo lo más cercano posible a un ser humano, sin importar la forma de representación que se le de (Teatro, cine, animación digital, dibujo, animal, etcétera) El tema es tan viejo como la humanidad.

Como actores somos parte fundamental de un engranaje escénico que tiene como campo de acción el universo del guión, el guión a su vez es la codificación del pensamiento del autor, su viaje mítico y trascendente por él mismo. Su visión poética del mundo cotidiano.

Es por lo anterior que se hace necesario conocer sobre la perspectiva del arquetipo a la hora de construir un personaje, me parece que es una herramienta muy útil en este proceso. Al final todos los personajes nacen del pensamiento humano, no existe uno solo que no haya nacido primero como una idea, como un sentimiento, como un arquetipo. Los personajes son como pequeños médicos o chamanes que vienen a materializarse para curar nuestros miedos, brindarnos respuestas o simplemente ayudarnos a iniciar el viaje heroico en la búsqueda de nuestra propia identidad ¿Quiénes somos en realidad? ¿Qué hacemos aquí? ¿Qué es lo que en realidad queremos?

En 1949, Joseph Campbell, profesor e investigador de mitología , publica en inglés The hero with a thousand faces, en el cual retoma la travesía heroica del ser humano y su mitologización en las diversas culturas y tiempos, le da un giro al héroe mitológico, indagando en los cuentos e historias de todo tipo para sacar sus conclusiones, mismas que son aplicadas hasta la actualidad, a los personajes de las narraciones modernas. Lo anterior lo realizó inspirado en el psicoanálisis fundado por Sigmund Freud, y en los estudios del psicólogo suizo; Carl Gustav Jung.

Existen siete tipos o arquetipos de personaje, que están presentes en cualquier guión cinematográfico, obra de teatro, novela o cuento, muchas veces un mismo personaje puede contener los siete arquetipos en sí mismo y se moverá entre uno y otro dependiendo de la acción dramática y de las decisiones a las que se enfrente, de aquí nace la contradicción y la dimensión del personaje, características tan preciadas por nosotros los actores.

En que me ayuda conocer del arquetipo o los arquetipos que juega mi personaje; pues es una herramienta muy poderosa, yo diría casi una guía espiritual, los arquetipos son imágenes arraigadas fuertemente en el inconsciente colectivo de los pueblos, conociendo la perspectiva del arquetipo del personaje, se podrá utilizar como una veleta que nos concederá seguridad en nuestro trabajo y una guía interior para avanzar en la acción dramática de una manera consistente. Simplemente podrá funcionar como una especie de brújula.

Antes de entrar en el estudio de los arquetipos, primero es bueno conocer cuáles son los pasos que se deben seguir desde esta perspectiva:

1) El héroe está en su mundo cotidiano

2) Recibe el llamado de la aventura

3) Él muestra resistencia a esta invocación

4) Aparece un mentor o tutor que lo anima

5) El héroe se anima a cruzar el umbral que lo lleva al mundo extraordinario

6) Se enfrenta a pruebas y encuentra aliados y enemigos

7) Se aproxima a la caverna íntima para cruzar el segundo umbral

8) Se somete a la batalla suprema y lucha por obtener su recompensa

9) Obtiene su recompensa

10) Inicia el camino de regreso, en el cual será perseguido por fuerzas contrarias

11) Alcanza el tercer umbral y asume la resurrección que lo transformará

12) Emprende el regreso a casa con el premio, elíxir o trofeo que llevará el beneficio a su mundo.

Estos son los pasos que encontró Joseph Campbell en su estudio de los ritos de iniciación, historias del folclor, mitos de diferentes culturas, cuentos de hadas y narraciones extraordinarias. Lo anterior es llevado a cabo por un héroe, es decir, por un personaje extraordinario que tiene y no sabe, aunque algo intuye, una serie de cualidades que lo hacen diferente a los demás, sin embargo según el inconsciente colectivo propuesto por Carl Jung, nos damos cuenta que todos podemos pasar por estos mismos ritos, y es aquí donde radica la posibilidad de extender la teoría del arquetipo hacia lo cotidiano. La lucha del héroe es una lucha contra seres míticos, dragones interiores o exteriores, reales o imaginarios, todos alguna vez en la vida nos enfrentamos contra estos dragones, por lo tanto todos somos o podemos ser héroes.

Según Christopher Vogler* los arquetipos no son personajes inamovibles con roles fijos a través de toda la historia que se está narrando, sino maneras de comportamiento, y conductas, que cumplen un papel en determinado momento de acuerdo a las necesidades del relato. Los arquetipos deben tener dos funciones primordiales: La función psicológica o parte de la personalidad que representa, y la función dramática en la historia a contar.

El Héroe

Primero y más importante arquetipo: suele estar dispuesto a servir y proteger al sacrificar sus propios deseos por el bien de los otros. Su función psicológica es el Ego, la parte del ser humano que logra separarse de la madre para formar un ser independiente, los héroes suelen buscar las aventuras que les permitirá crecer. Su función dramática principal es que el espectador se identifique con sus acciones y comportamientos, debe tender hacia el crecimiento interior, salvando todo tipo de obstáculos y dificultades (internas o externas) siempre está en acción; en algún momento se enfrentará a la muerte como reto supremo y podrá o no trascenderla.

Existen diferentes tipos de héroe y entre ellos destaca, sobre todo en el cine moderno, el Antihéroe. Esta variación del arquetipo corresponde a un marginado de la sociedad que suele tener un pasado oscuro, con alguna herida emocional que le hace parecer cínico ante ciertas circunstancias pero que sin embargo le es simpático al espectador, ya que de alguna manera se conecta con él. Los antihéroes suelen ser rebeldes.

Otro tipo de héroe está ligado al héroe trágico que suele tener una serie de virtudes, pero comete el error trágico de luchar contra el designio de los dioses o las costumbres de la sociedad en la que viven. El cine, sobre todo en los géneros del western y el cine negro, han proyectado a héroes solitarios que después de terminar con su misión deciden si ingresan a la sociedad o continúan en su soledad. Hay otras variantes, pero lo fundamental es que el héroe sea un símbolo de un espíritu en transformación y su jornada debe ser un continuo crecimiento interior.

El Tutor

No hay héroe sin maestro. Su labor es enseñar al héroe toda clase de conocimientos que le permitirán enfrentarse a los enemigos y recoger el elíxir para la comunidad. Su función psicológica primordial es representar el sí mismo (self), la parte noble y sabia de cada uno, y se conecta con la proyección del padre o la madre de los personajes. Entre las funciones dramáticas se pueden destacar la enseñanza y el entrenamiento. El tutor puede ser la conciencia, el motivador, e introduce al héroe en los misterios del amor y la iniciación sexual.

Este arquetipo tiene muchas variantes y posibilidades y, desde las más antiguas epopeyas, como La Odisea hasta la película más reciente, cuenta con él; puede ser oscuro, continuo, múltiple, cómico, o caído en desgracia.

El Guardián

Cuando el protagonista inicia su aventura se enfrenta a los guardianes de los umbrales, representantes de los obstáculos. Los guardianes impiden la entrada a todo aquel que no tiene los méritos suficientes para penetrar el recinto. Su función psicológica está representada en la neurosis, los problemas cotidianos con los cuales debemos lidiar y, más profundamente, los demonios interiores de los personajes: sus autolimitaciones.

La función dramática fundamental del guardián es probar la capacidad del héroe, obligándolo a resolver un enigma, retándolo de manera constante para ver si tiene la capacidad de continuar en la aventura o desistir. Si logra romper la inercia interna o la resistencia externa, el héroe se fortalecerá y crecerá en varios aspectos.

El Mensajero

El heraldo o mensajero es, como en las historias de caballeros medievales, quien anuncia al protagonista algo que los obliga a emprender su camino. Shakespeare hizo uso de ellos de manera frecuente, y lo mismo el teatro clásico griego. El mensajero es un personaje que se mira con ansiedad porque nunca se sabe que noticias va a dar. La función psicológica es hacer un llamado en forma de sueños, idea, libro, película o persona, para que el héroe cambie: algo dentro de él le avisa que es importante que haga lo que se le anuncia. El Mensajero, que puede ser positivo, negativo o neutro, de alguna manera ayuda a que la historia avance. Por ello una de sus funciones dramáticas (que puede cumplir una fuerza de la naturaleza) es la motivación.

El Camaleón

El camaleón es un arquetipo un tanto esquivo. Como su nombre lo indica, sufre cambios constantes. Cuando uno lo empieza a analizar surge una transformación. Los héroes o heroínas, generalmente lo encuentran en el sexo opuesto y, desde su punto de vista, son inconstantes. Carl G. Jung lo estudió desde la perspectiva de su teoría sobre el ánima (elemento femenino en el inconsciente masculino) y el ánimus (elemento masculino en el inconsciente femenino) Por ello su función psicológica es la proyección, y su función dramática es la de provocar la duda dentro de una historia, el suspenso necesario para saber si la contraparte del protagonista es confiable o no. Para el héroe puede ser positiva o destructiva la relación con este arquetipo.

La sombra

La sombra representa la energía del lado oscuro, lo reprimido dentro de nosotros, lo no aceptado. Este arquetipo es el rostro negativo que trasladamos a los antagonistas y villanos en las narraciones. Su labor es destruir al héroe. Su función psicológica se basa en la psicosis, ya que los sentimientos reprimidos, si no se hacen conscientes, pueden destruir al personaje. Su función dramática es oponerse al héroe, llevarlo al conflicto máximo para hacer crecer la historia: entre más poderoso sea el villano más posibilidades tiene el protagonista de demostrar su heroicidad.

Al respecto en The Writter´s Journey, Vogler declara: Los héroes mismos pueden manifestar su lado sombrío. Cuando el protagonista se ve obstaculizado por dudas o culpa, actúa de manera autodestructiva, expresa un deseo de muerte, se deja llevar por el éxito, abusa de su poder, o se hace egoísta, en lugar de autosacrificado, la sombra se ha apoderado de él.

Este arquetipo se combina con otros y suele ser muy poderoso (sombra/Tutor, sombra/camaleón, etc.) Un elemento dramático muy eficaz es humanizarlo volviéndolo vulnerable. Es importante destacar que la sombra se considera el héroe de su propio mito.

El Bufón

El tramposo, bromista o bufón, es el último de los arquetipos citados por Vogler y representa una figura central en muchos cuentos de hadas, así como en innumerables películas. Su función psicológica central es desinflar el ego del héroe y traerlo de regreso a la realidad. Son enemigos de la formalidad. Su función dramática más destacada es llevar a la historia un alivio de la tensión, ya que sin un elemento cómico cualquier relato es extenuante. Son personajes catalizadores que afectan la vida de los otros, pero ellos no cambian. La comedia cinematográfica está llena de ellos: suelen ser los compañeros de los héroes y en muchas ocasiones ellos mismos son los personajes centrales. Es un arquetipo refrescante dentro de cualquier género cinematográfico.

 
Estos son los siete arquetipos básicos que dan vida a todo personaje y a todo guión y proyecto audiovisual. Es importante recordar que esto es solo una guía de aproximación a nuestro personaje y que si se usan estos prototipos como una receta, es muy posible que el resultado sea pésimo a la hora de construir el personaje.

Para lograr un trabajo no digamos de calidad pero al menos sincero es necesario buscar en nosotros mismos y desde ahí, salga lo que salga, mostrar al mundo nuestra propia mitología, nuestros arquetipos formados en la cultura a la cual pertenecemos. El actor no tiene otra alternativa para poder crear personajes de calidad, auténticos y creíbles más que ser él mismo y vivir su propio mito.

No importa si usted actúa bien o mal, lo importante es que lo haga con sinceridad. Stanislavsky


El héroe de las mil caras (Análisis del Mito) Joseph Campbell

*The Writter´s journey, Christopher Vogler

Personaje: La perspectiva del arquetipo, Reyes Bercini

Un actor se prepara, Konstantin Stanislavsky

Estudios cinematográficos, #28, deconstrucción del personaje

Actors Studio

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